jueves, 9 de enero de 2020

NUEVA PÁGINA

Hola amigos de la literatura

Después de mucho trabajo, por fin tengo terminada mi nueva página web donde estará alojado el blog a partir de ahora. Es:

www.inakilamadrid.com


A partir de ahora toda la actividad será en la nueva web, ya no actualizaré este blog.

¡Os espero en mi nueva casa en internet!

domingo, 29 de diciembre de 2019

¿CUÁNTO HAS LEÍDO EN 2019?


Hola amigos de la literatura,

Ya se acaba el 2019, y una vez más he hecho recuento de todo lo que he leído este año, y he de decir que me siento muy satisfecho, pues he superado el número de lecturas del año pasado. No se trata solo de cantidad, está claro, pero para mí leer es muy importante porque me ayuda a mejorar como escritor. También lo hago porque me gusta, y de ese modo no parece un trabajo ni una obligación.
Bueno, no me enrollo más, estos son los libros que he leído este año:

Nikola Tesla – Charo González Casas
Animales fantásticos y dónde encontrarlos, guion original – J. K. Rowling
Los crímenes de Grindelwald, guion original – J. K. Rowling
Animales fantásticos y dónde encontrarlos – J. K. Rowling
Los cuentos de Beedle el bardo – J. K. Rowling
Quidditch a través de los tiempos –  J. K. Rowling
Las memorias de Sherlock Holmes – Arthur Conan Doyle
La maga – Trudi Canavan
La era de los cinco dioses 1. La sacerdotisa blanca – Trudi Canavan
La era de los cinco dioses 2. La hechicera indómita – Trudi Canavan
La era de los cinco dioses 3. La voz de los dioses – Trudi Canavan
La espía traidora 1. La misión del embajador – Trudi Canavan
La espía traidora 2. La renegada – Trudi Canavan
La espía traidora 3. La reina traidora – Trudi Canavan
La vida según Sheldon – Toni de la Torre
Crónicas de la Torre 1. El valle de los lobos – Laura Gallego
Crónicas de la Torre 2. La maldición del maestro – Laura Gallego
Crónicas de la Torre 3. La llamada de los muertos – Laura Gallego
Fenris el elfo – Laura Gallego
Donde los árboles cantan – Laura Gallego
Ready player one – Ernest Cline
Carmilla – Sheridan Le Fanu
Leyendas de la Tierra Límite 1. Las Tierras Blancas – Ana González Duque
Leyendas de la Tierra Límite 2. Las Tierras Oscuras – Ana González Duque
La sustancia del mal – Luca D´Andrea
Allá – Marina Díez
La lluvia amarilla – Julio Llamazares
El perfume – Patrick Süskind
El pistolero – Stephen King
Soy leyenda – Richard Matheson
Buenos presagios – Neil Gaiman y Terry Patchett
Tao te king – Lao Tsé
Los magos – Lev Grossman
El bosque mágico – Lev Grossman
La tierra del mago – Lev Grossman
Microcuentos de terror – Alvin Mint
Escribir ficción, guía práctica de la famosa escuela de escritores de Nueva York – Gotham writer´s workshop
El hombre más rico de Babilonia – George S. Clason
Ideas para crear anuncios efectivos utilizando neuromarketing – Estebar Castillo

  
Suman un total de 39 libros leídos, y ahora vamos con los audiolibros escuchados:

La guerra de los imperfectos – Victor M. Valenzuela
El Mar Quebrado 1. Medio rey – Joe Abercrombie
El Mar Quebrado 2. Medio mundo – Joe Abercrombie
El Mar Quebrado 3. Media guerra – Joe Abercrombie
Artemisa – Andy Weir
Nigromante – Carlos Sisí
Máquinas mortales – Philip Reeve
El oro del depredador – Philip Reeve
Medusa – Alberto Vázquez Figueroa
Orbe dividido – Michel Deb
Cuentos de Lovecraft – H. P. Lovecraft
El capitán Alatriste – Arturo y Carlota Pérez Reverte
Venganza – Gemma Herrero Virto
La guerra de los mundos – H. G. Wells
Misión Verne – Mario Escobar
El anillo del hechicero 1. La senda de los héroes – Morgan Rice
El anillo del hechicero 2. La marcha de los reyes – Morgan Rice
El anillo del hechicero 3. El destino de los dragones – Morgan Rice
El anillo del hechicero 4. Un grito de honor – Morgan Rice
Aprendiendo de los mejores – Francisco Alcaide Hernández
Los doce legados de Steve Jobs – Mario Escobar
El susurro de la gárgola – Cano Farragute
El médico – Noah Gordon
Amanecer – José Antonio Cotrina
La leyenda de Sleepy Hollow – Washington Irving
La daga – Philip Pullman
El catalejo lacado – Philip Pullman
El pozo y el péndulo – Edgar Allan Poe
El cuervo – Edgar Allan Poe
Los crímenes de la calle Morgue – Edgar Allan Poe
El retrato oval – Edgar Allan Poe


Que son 31, y sumando los 39 libros leídos, hacen un total de 70 libros. Nada mal, jejeje.

Bueno amigos, por un nuevo año lleno de lecturas apasionantes.

Iñaki A. Lamadrid

viernes, 20 de diciembre de 2019

ESTA NAVIDAD REGALA LITERATURA


Hola amigos de la literatura,

Hace tiempo que no escribo un artículo en el blog por un par de razones, he estado muy ocupado, y no tenía mucho que contar.

Por un lado he tenido mucho trabajo terminando de escribir una saga de novelas de fantasía, Las crónicas de Kenar, y haciendo la revisión conjunta de las tres novelas. Pero eso ya está terminado y puesto en manos de mi amiga Marina, de Mariposa Ediciones. Todavía queda trabajo pero cada vez está más cerca el momento de ver estos libros en papel, y concluido ese trabajo.

Por otro lado también he tenido cambios laborales que me han quitado algo de tiempo, y además, últimamente me he dedicado a escribir algunos artículos muy interesantes (bajo mi punto de vista al menos) sobre marketing digital en LinkedIn, sobre todo relacionados con la redacción de textos y el teletrabajo, que es lo que más me interesa de ese mundillo.   

Pero aquí estoy de nuevo, aprovechando un poco el tiempo antes de que lleguen las navidades como tal, con la locura de cenas, comidas, amigos que vienen de fuera, familiares y todas esas reuniones sociales que me van a quitar tiempo de trabajar en escribir, aunque ya cuento con ello, no pasa nada. Así que, ahora que tengo un rato, estoy preparando algunos artículos, como el resumen de mis lecturas de este año, he batido mi record, pero ya lo verás más adelante, o este mismo en el que quiero aprovechar para hacer alguna reflexión sobre estas fiestas y los regalos.

Me he dado cuenta que desde hace años cuando tengo que hacer un regalo (y no me han pedido nada en concreto, que es algo que hacemos desde siempre en mi familia) regalo un libro.
Hacer un regalo a una persona denota lo bien (o mal) que la conoces, y encontrar un libro que se ajuste a esa persona a veces es difícil, pero si aciertas, aciertas de verdad.

A mí me encanta que me regalen libros (y si no me los regalo yo) y es muy fácil, fantasía medieval o ciencia ficción, y aciertas seguro. Me gustan más géneros, claro, pero con estos seguro que aciertas.


Y es que cuando regalas un libro estás regalando tiempo. Algo tan valioso hoy en día como el tiempo, y no solo eso, sino un tiempo de relax, de disfrute, de olvidarte de todo lo que te rodea (el trabajo, los problemas… todo) y pensar solamente en lo que estás leyendo. Disfrutar de esa historia como si fuese tuya, como si no fuese a terminar nunca.
Esos ratos de desconexión, yo los tengo antes de irme a dormir, son mágicos. No tienen precio. Puede que estés harto de tu trabajo, de algún compañero, problemas con los niños en el cole, con la pareja o tus padres o cualquier pariente. Puede que se haya estropeado la caldera y hasta mañana no venga el técnico o que el coche no arranque y tenga que venir la grúa para llevarlo al taller (lo que suele ser muy caro). Pero antes de dormir respiras hondo un par de veces, abres el libro, y te olvidas de todos esos problemas por un rato. Un maravilloso rato que te ha regalado alguien estas navidades, porque ha pensado que ese libro te iba a gustar.

Así que estas navidades regala literatura, estarás regalando un tiempo maravilloso y necesario a tus seres queridos.

Un saludo, y gracias por leer estas líneas.

Iñaki A. Lamadrid

lunes, 14 de octubre de 2019

LAS MONTAÑAS DE LEÓN, MIS MONTAÑAS


Cuando era pequeño, desde la ventana de mi habitación en una casita de la Virgen del Camino, veía unas montañas escarpadas. Allá en el norte parecían lejanas, inalcanzables, otro mundo dentro de este mundo. Oscuras, grises, con matices verdes y pardos en las zonas más bajas. Y en invierno eran todavía más bellas, cubiertas con un manto de nieve inmaculada. Aquella blancura tan pura y carente de imperfecciones, al menos vistas desde la lejanía. El invierno era un regalo para mis ojos.
No sabía cómo se llamaban esas montañas, no sabía a cuánta distancia estaban, me parecían tan lejanas… pero había algo que sí sabía, que no podía dejar de mirarlas.
Pasaban los años y no dejaba de sentir su presencia, su llamada.

Hay quien cree en el destino, que todo está escrito en algún libro gordo del universo, que hay amores previstos de antemano y a los que no les queda más remedio que encontrarse. A mí me cuesta creerlo, y sin embargo, esas montañas que veía desde la ventana de mi habitación cuando era un niño, me encontraron, me conquistaron, y no me han dejado nunca.
Con el tiempo las conocí, me las presentaron siendo aún muy joven. Como cualquier joven alocado jugaba, corría y disfrutaba en esas montañas sin prestar mucha atención a esas cosas a las que se la prestan los adultos. ¿Cómo se llama esta montaña? ¿Cuál es este río? ¿Y este valle? ¿En qué dirección está y a cuánto queda de León? ¿Qué habrá dentro de esa cueva?
Con la inocencia que solo un niño puede tener, disfrutaba de estos lugares y su entorno sin preocuparme por esas preguntas, y en realidad, sin preocuparme por nada.

Luego crecí, y conmigo mi interés por los lugares que visitaba. Me costaba acordarme de los nombres, pero cada vez retenía más en mi cabeza porque ya estaban en mi corazón. Hasta que un día me presentaron formalmente a aquellas montañas y valles que desde pequeño había visto por la ventana de mi habitación, aquellas que me llamaban con más insistencia y que ocupaban un lugar mayor en mí. Entonces las conocí mejor, intimé con ellas, recorrí sus sendas, me mostraron los secretos que albergan en sus entrañas con cada cueva, secretos que han permanecido intactos durante miles de años, y que solo unos pocos humanos hemos tenido el privilegio de contemplar. Entonces comenzó el baile.

Esa montaña que parece un colmillo, la más alta empezando por la izquierda y cuya forma es «la forma» que todo niño le da a una montaña cuando dibuja una, se llama Pico Polvoreda, según los mapas, aunque también se conoce como Correcillas, que es el nombre de uno de los pueblos que la guarda en sus faldas. Ya nunca olvidaré su nombre, y la primera vez que pisé su cumbre se puede decir que el Correcillas o Polvoreda conquistó a otra persona, sellando así nuestro amor eterno. Me resulta gracioso escuchar a las personas que dicen haber conquistado no sé cuántas montañas, pues a lo largo de mi vida he subido muchas, pero no he conquistado ninguna, ellas me han conquistado a mí.

A la derecha de esta emblemática montaña de León, desde mi ventana podía distinguir el perfil diagonal ascendente del Peñagalicia, otra de las pequeñas grandes montañas de la provincia. Situada junto al pueblo de Aviados, fue la primera montaña que me conquistó, la primera que me dejó ejercer de guía y enseñar su entorno y sus encantos, la primera en verme volver a caminar después de un trágico accidente, y si algún día quieren los dioses que haya una última, solo pido que sea ella.

Siguiendo el recorrido del perfil de estas montañas, hacia la derecha, hacia el este desde mi ventana, vuelve a despuntar por su altura una gran mole rocosa, la última de este bloque de roca caliza que separa dos de los mejores valles. Esta es Peña Valdorria, orgullosa, fiera, difícil, pero que recompensa al viajero que la entiende con un espectáculo imposible de superar. Y a sus pies, en el pueblo de Valdorria, hay una pequeña ermita dedicada a San Froilán que alguien supo ubicar en el mejor lugar posible. Si vas un día cualquiera, uno de esos días que no te encuentras muy bien, con el agobio y las preocupaciones que la vida nos envía a veces, seguro que encuentras alivio y consuelo tras recorrer sus 365 escalones, sentarte en la mullida hierba y contemplar el paisaje, sin hacer nada más, solo estar allí. No hace falta creer en el poder de las montañas y de la naturaleza, está allí, lo puedes ver y sentir.
Y así fue como poco a poco aprendí a leer las montañas, a disfrutarlas y sacar todo el partido posible, y llevado por la belleza de la montaña leonesa y la locura de juventud, hice de mi pasión mi profesión y me convertí en guía para mostrar a otros los encantos de mi tierra. Durante quince años he llevado a cabo este cometido, la noble misión de abrir los ojos de los que no saben ver lo que esconde la montaña. Es gratificante mirar sus caras en el momento exacto en el que entienden lo que yo veo cada día.

Muchas más montañas son las que veía desde la casa de mis padres, allá en la Virgen del Camino, pero no puedo hablar de todas como se merecen en tan poco espacio. Solo me queda resaltar el porqué de la caprichosa forma de este bloque montañoso que se ve desde aquella ventana, y no es otra que la todopoderosa fuerza de dos ríos: el Torío por la izquierda y el Curueño por la derecha, que horadaron y dieron forma a este paisaje, a estos dos valles y sus montañas que me presentaron cuando era un niño, que conocí y con las que intimé en mi juventud, y cuyos nombres, los nombres verdaderos, no los que los hombres les dieron en su afán de conquistarlo todo, los nombres que me susurraron al oído cuando de verdad nos conocimos, esos nunca podrán borrarse de mi cabeza ni de mi corazón. 

Iñaki A. Lamadrid